Salí a la calle y busqué tus ojos.
Había autos, faroles, llovizna.
Una luz roja me detuvo.
Y recordé los gritos,
los golpes metálicos,
los neumáticos quemándose.
Busqué tus ojos entre el humo y el ruido.
Caras desconocidas me rodeaban.
La luz azul del patrullero
giraba en la esquina.
Miré a mis hijos y me miré a mi mismo.
¿Qué estamos haciendo?
Las viejas, los chicos, los hombres,
se tomaban las manos para cerrar la calle.
Todos gritaban.
Desde los autos gritaban, también,
y hacían ruidos metálicos.
Miré a lo largo de la calle
esperando verte llegar.
Los bomberos apagaban el fuego de las gomas.
Nosotros seguíamos gritando y golpeando,
persistentes como la llovizna.
Cuando la luz cambió a verde
empecé a caminar.
Crucé la calle y busqué tus ojos.
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