Una mujer de cara oscura,
con manos de agua y de jabón,
enciende el fuego
al borde de una larga ausencia.
Tiene brazos de estibador
y ojos de mirar el mar.
El humo del carbón llena la casa,
el rostro es un nudo de silencio.
La vida es un trabajo que no termina :
un sartén hirviendo, un taller textil,
la ropa sucia en un rincón,
un pedazo de tierra escardada.
Pero ella mira el mar y sueña.
De pronto algo se inicia, el mundo se parte,
y la mujer se pone en movimiento
con sus hijos al hombro.
Después vendrán los barcos, las muertes,
el parto y la sangre repetidos.
La vida es un trabajo que no termina :
una pieza en sombras, una calle inundada,
la lluvia del domingo sobre el paso a nivel.
Pero ella mira el mar y sueña.
De vez en cuando cae de su boca
una palabra cantarina.
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2 comentarios:
Preciso mi amigo, logro transportarme...
Salud.
Muchas gracias, Ciclo.
Un abrazo.
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